El bisonte americano, el rey de las Grandes Llanuras

El bisonte americano (Bison bison) es una de las especies más majestuosas de Norteamérica y un protagonista indiscutible de muchas historias del Lejano Oeste. Un animal venerado por los nativos americanos pero que, desgraciadamente, estuvo al borde de la extinción por la caza intensiva.

El Bison bison es el animal más grande de toda Norteamérica. Si algo destaca en esta especie es su enorme cabeza, inclinada ligeramente hacia abajo, su espeso pelaje y su llamativa joroba.

El bisonte es también llamado comúnmente búfalo. Sin embargo, esta denominación no es correcta, ya que los búfalos son especies distintas que pertenecen al género Bubalus, así como la especie conocida como búfalo cafre (Syncerus caffer).

Hábitats del bisonte americano

Antes de la reducción drástica de su población, los bisontes americanos habitaban en las planicies de toda Norteamérica, desde el norte de México, hasta las llanuras de Canadá, pasando por todo el interior de Estados Unidos.

Las praderas abiertas son el hábitat natural de estos animales. De ahí que la gran parte de los bisontes ocuparan la zona geográfica conocida como las Grandes Llanuras. Hoy en día su distribución es muy dispersa, y la mayoría se encuentran en ganaderías para consumo humano, no en estado salvaje. El parque nacional de Yellowstone alberga la mayor población de bisontes salvajes genéticamente puros de Estados Unidos.

Alimentación

El bisonte es un animal herbívoro. Al habitar en las llanuras y planicies, su dieta principal consiste en pastos y juncos. Como todos los rumiantes, los bisontes tragan los alimentos rápidamente, después rumian las hierbas y las vuelven a ingerir.

Reproducción

La época de reproducción del bisonte americano tiene lugar entre agosto y septiembre, y el periodo de gestación dura entre 260 y 280 días, alrededor de unos 9 meses. Las hembras dan a luz a una única cría, que alcanzará la madurez sexual a los 3 años de vida.

Casi extinción del bisonte americano

Durante el siglo XIX, muchos colonos americanos trabajaron como cazadores de búfalos. Sin ir más lejos, el famoso Buffalo Bill se ganó la vida de esta forma y mostró una gran habilidad en la caza.

Se calcula que antes de la llegada de los europeos, entre 30 y 50 millones de búfalos vivían en Norteamérica. Sin embargo, a finales del siglo XIX, la población de bisontes se había reducido a menos de 500 ejemplares.

Cráneos de búfalos – Wikimedia

Las causas de esta caza sin límites fueron varias en un país que aún estaba por expandirse y conquistar el Oeste. En primer lugar, su interés económico, ya que sus pieles y huesos eran muy apreciados, al igual que su abundante carne. De cada ejemplar se podían obtener entre 500 y 1500 kilos, y se producía una gran cantidad de cuero.

Además, los búfalos suponían un obstáculo para la expansión del ferrocarril, ya que las manadas a menudo impedían el paso, y en caso de colisión con un bisonte despistado, la locomotora sufría daños que podían retrasar el viaje varios días. Con este pretexto, el gobierno justificaba y animaba la caza de estos animales.

Por último, para los nativos americanos de las Grandes Llanuras el búfalo representaba un medio de subsistencia. Les servía de alimento, de abrigo, de material de construcción y para ceremonias religiosas. Era un animal venerado y sagrado para ellos. En la guerra contra los nativos americanos, los colonos querían confinar a los indios en reservas. La disminución de las poblaciones de búfalos fue vista como una forma de presionarlos, al dejarlos sin su sustento básico.

Por suerte, las autoridades consiguieron tomar medidas a tiempo para mejorar la situación de los bisontes, aunque fueron, sobre todo, los ganaderos y comerciantes quienes contribuyeron a la recuperación de las poblaciones de búfalos. Paradójicamente, la fuerte demanda de su carne creaba intereses comerciales para los que era necesaria la supervivencia del bisonte.

De hecho, la recuperación del bisonte americano fue uno de los primeros ejemplos de conservación de la fauna salvaje.

Actualmente, el bisonte americano está catalogado como “casi amenazado” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Su población se estima que supera los 300.000 ejemplares, de los cuales, solo alrededor de 30.000 viven en estado salvaje.

Diferencias con el bisonte europeo

Bison bonasus

A pesar de tener un aspecto muy similar, el bisonte americano es ligeramente más grande que el bisonte europeo (Bison bonasus), presenta un pelaje más espeso y una característica joroba.

Por su parte, el bisonte europeo posee un hocico más adelantado y sus cuernos están más inclinados hacia el frente, siendo más peligrosos que los americanos. Más allá de su aspecto, el Bison bonasus habita en los bosques, en lugar de en las llanuras. Además, se encuentra en peor estado de conservación, ya que está catalogado como vulnerable por la UICN.

Como puede ver, el bisonte americano desempeñó un papel muy importante en la historia del Lejano Oeste, y es uno de los ejemplos de recuperación de la vida salvaje.

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